El 9 de Abril de 1982 Juan se encontraba en el destacamento militar ubicado en Santa Catalina, a tan solo un mes de haber cumplido con el Servicio Militar Obligatorio y luego de haber sido convocado de manera sorpresiva un día antes, por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional, practicando con su fusil FAL y con los sueños de todo muchacho de 19 años.
Llego el 12 de abril y el viaje en avión, en nave de aerolíneas pero sin asientos, desde Resistencia al sur argentino, junto a 200 compañeros, los cuales sumaron su inexperiencia, en ese tipo de traslados, a la ansiedad que les daba imaginar su lugar de destino y la posibilidad concreta de luchar por la Patria, lo que lógicamente provocó que bolsita de plástico en mano volcaran allí todos sus nervios.
Llegaron a Río Gallegos y de ahí en camiones a lo que sería su hogar durante varios meses, la ciudad de Comandante Luis Piedrabuena ubicada 237 km al norte de la capital Santacruceña, donde sus habitantes no eran más de 2000 y de los cuales el 60 por ciento eran chilenos que trabajaban en explotación minera y que no se alegraron con la llegada de los jóvenes soldados argentinos.
Juan formaba parte de la Compañía "Arsenales 7", dependiente de la Séptima Brigada la cual estaba integrada por más de 2000 soldados, quienes fueron asignados a distintas tareas, correspondiéndole manejar un equipo de comunicación, el cual nunca funciono bien, junto a otro compañero.
Una vez instalado y sintiéndose muy entusiasmado le comunico a su familia vía teléfono público donde estaba, contándo que su grupo habitaba un club deportivo del lugar, que estaban bien y que no sabía si iba a ir a las Malvinas pero que le sobraban ganas, el tiempo sin embargo le cobraría en su salud su estadía en esa ciudad, porque si bien no participó del fragor de la batalla, a su regreso le diagnosticarían alergia asmática la que lo acompañaría en adelante.
Contrariamente a lo esperado los habitantes del lugar no los recibieron con los brazos abiertos, escribían grafitis en contra de los soldados y los provocaban constantemente, haciéndoles sentir extranjeros en su propia tierra, lo que hizo que se creara un grupo de seguridad que recorría los alrededores para evitar cualquier enfrentamiento.
Por las noches los aviones Harrier le hacían sentir el hostigamiento ingles y su cercanía con la acción inmediata, a su vez las noticias que llegaban desde sus superiores y de sus familiares vía telefónica indicaba que se estaba ganando, lo que aumentaban sus deseos de ir a luchar a las islas.
Uno día que en principio era uno más, sin aviso previo ni mayores explicaciones le informan que el próximo destino de la compañía era el regreso a la base en Corrientes, que se perdió la guerra y que se había presentado la rendición en las Islas, lo que provocó impotencia y una gran tristeza en el soldado, sin darse cuenta que estaba sobreviviendo sin heridas a una guerra, lo que recién valoraría tiempo después.
En el año 1984 ingresa a la administración pública, en virtud de una ley que posibilitaba hacerlo a veteranos de guerra, pasando a efectuar tareas administrativas en la Cárcel correntina, siendo este su primer paso en una carrera donde logro reconocimiento y en donde supo estar al frente de las unidades penales 1,6 y 4, ocupando actualmente la Dirección General de Trabajo Penitenciario y Obras sin olvidar nunca el sueño de que las Malvinas pasen a dominio argentino.
Juan Carlos Peralta hoy es parte de la Asociación Veteranos de Guerra Unidos (TOM-TOAS) 1982, cuyos integrantes están solicitando un reconocimiento del Gobierno Nacional y la reivindicación del Derecho sobre las Islas Malvinas, por su participación en el conflicto bélico y hace 5 años a través de un acampe llevado a cabo en la Plaza de Mayo en la Capital Federal, recibiendo ayuda desde el Gobierno de la Provincia el algunas ocasiones con pasajes para viajar y participar así de dicha manifestación.
La Jefatura del Servicio Penitenciario publica de esta manera la historia de vida de uno de sus integrantes y continuará haciéndolo, rindiendo con ello un homenaje a aquellos que son parte de la fuerza y que han participado de esta gesta, felicitando a todos los que pusieron su vida al servicio de la Defensa de la soberanía de las Islas Malvinas y a personas que como el Inspector General Juan Carlos Peralta lo hicieron y lo volverían a hacer en defensa de la Patria y de los sueños de un pueblo que no se olvida de sus combatientes.
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